Vuelo
muchas veces hacia el silencio,
confidente
de despertares secretos,
transito
sendas de olvidos dormidos,
para
volar a otros trozos del desdén,
como
un asceta cisne de cuello negro,
que,
en su intrépido viaje por el mundo,
atesora
remembranzas de iniciales días
en
un nido abandonado en el ocaso,
cuando,
a los amaneceres, enfiló sus alas
buscando
esperanzas o realidades,
teniendo
la única gran certeza, ineludible,
que
en su fin, una musa oirá su canto.
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