Mi
sol no es un sol inmediato.
Jugueteando
entre hojas,
en
zigzag llega a mi balcón,
seis
pisos antes de la tierra.
Plátanos
gigantes lo distraen
con
sus troquelados troncos,
que
se descascaran en lírica
de
inmaculado gris
verdoso.
Palmeadas acróbatas danzan,
desde su
cumbre al empedrado,
cediéndome
un ballet de follaje.
Entre los vicios que guardo,
está el
de levantarme al alba,
esperar
junto a mi ventana
que vuele
el día en trozos de luz,
con
trinos de mixtos y calandrias
y el
alboroto de verdes loros.
Inundarme
la vista y el alma
de
acompasado vaivén de ramas,
mientras
una pequeña torcaza
camina
sueños de equilibrista.
Oír allá
abajo, voces comunes
dándose
los buenos días,
y
descubrirme, hablando sólo,
como si
estuvieras junto a mí.
¡Bellísimo!! Relato de un amanecer como el de cualquier poeta insomne o madrugador...somos varios...Te felicito...Any
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