Mi sombra susurra un secreto,
insonora y blandamente,
en completa quietud y silencio.
Los pájaros pasan volando,
trotamundos en el laberinto de la ciudad
buscando latitudes lejanas.
No quieren saber nada del secreto
que susurra mi sombra,
pero se les pega a su fragilidad animal
y con ellos vuela y se divulga
en millares de bocas desdentadas.
El secreto ya no es secreto,
va hacia muchos lugares y muchos lo dicen,
lo deforman y lo transforman,
le agregan detalles y le quitan verdades,
cosas pequeñas, sin importancia,
que no pueden hacer daño,
porque el secreto, ya no es secreto.
Sucede, aunque nadie lo crea.
Encantador poema. Lo remonté en alas de realidad.
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