La vida demora dentro de mí.
Una voz estéril duele aquí,
entre mis ojos cerrados,
bajo mi frente apenas gastada,
resbala como serpiente
y se instala, sosegada y calma,
en el desierto de la noche.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
Por algo no me gustan las serpientes.
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