sábado, 3 de diciembre de 2016

La última ventana

Los geranios están tristes,
exhalan aromas de naranjas amargas.
El manzano reclama su espacio
como si estuviera dormido en su alto vuelo.
Libres de todo afán aprovechan octubre
y florecen albos jazmines.
Por la última ventana se mete el huerto
en el viejo desván que habito.
Se transforma en figuras desvaídas,
deformadas por el polvo que cubre los cristales,
vuela sobre la vida, se expande,
ahuyenta al galope al polvo y la humedad.
Se puede decir que alienta quimeras obsoletas,
huracana las cortinas agrias de tiempo
que van cayendo hacia la nada.
Encuentro en vinos el último sabor de la locura,
y me pongo a vivir en los recuerdos de una rosa.
Cruza por el cielo la tarde
y con ella voy borrando así también mi alma.
Alguien se ha quedado sin orillas
en las espinas de las naranjas amargas.


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