lunes, 5 de diciembre de 2016

Sangre de Cristo

Una antigua belleza esconde su muerta mirada,
algún origen remoto se desabrocha de la greña
que encubre el todo de su pureza todavía intacta,
Algo aún recuerda que en un tiempo fue hombre,
dicen muy poco sus silencios de doble filo.
No fue sangre de Cristo lo que hoy lo agoniza,
derrumbado por sombrías calles y callejones
de embriagadas ausencias. Tanta gente pasa
con el corazón traspasado de ojos cerrados,
que no atinan a ver sus exangües esplendores.
Para ellos es solo algo degradado, amarga mirada
caída en dionisiacas nubes que  oscila de lado a lado.
La cara común de los días que vive tirada en la vereda,
yaciendo en alcohólicos sueños ofendiendo la pulcritud
virginal de todo buen ciudadano y propietario.


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