miércoles, 4 de febrero de 2009

Aires marinos

Dijiste que extrañabas
El aire lejano de calmo mar.
Por satisfacer tus deseos,
Madrugué mañanas,
Adormecí atardeceres
Estrellé noches,
Con mis ojos
Del mar prendidos.
Deseoso de guardar,
Para ti todo el aire marino
Que menguara
Tus extrañezas de espumas,
Y de marinas sales,
Mis pulmones se expandieron,
Reservando en ellos,
El algado perfume,
El salobre aroma,
Que el mar me dejó
Aspirar de él.
Tesoro extraño,
Guardado en aún,
Mas extraño cántaro,
Que conservé intacto
Hasta que mis labios
En los tuyos,
Esa noche,
Se descansaron,
Y allí, suavemente,
Te cedí entero,
El aire marino de mi pecho
Para ti guardado,
Y de ti, en dulce canje,
Me llevé el roce suave,
De tu piel
En la mía engarzada,
Sobre las ondulantes dunas
Del ese lecho, en donde,
Los cuerpos juntos,
Se reconocieron,
Playa y mar,
Envueltos tenuemente
En aires marinos.

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