miércoles, 11 de febrero de 2009

La silla roja


Por fin esta tarde pude verla,
Su cabello negro, atado,
Negligentemente vestida
Con unos pantaloncitos cortos
y una remera de breteles amplios
Dejando al descubierto sus hombros,
Me quedé observándola quince minutos,
Que fue el tiempo en que ella estuvo,
Trabajando, aprovechando la brisa,
En su balcón, frente a mi ventana.
Sus manos volcaban con suavidad,
Pequeños chorros de agua,
Sobre la arcilla fresca,
Que tomaba forma con el trabajo
De sus dedos recorriéndola.
No alzó su rostro ni una sola vez,
Por ello me perdí, al menos por hoy,
Saber del color de sus ojos,
Y si su boca sonreía.
Toda ella se concentraba
En la figura que su imaginación creaba.
Yo estaba ausente. No existía,
Ni para ella, ni para nadie.
Jamás pudo saber que la observaba,
Y me sentí un intruso en su propia vida.
Avergonzándome de saber que todas
Estas noches en que lo nocturno,
Compartía mi tristeza, su ventana,
Frente a mi, e iluminada,
Me permitía ver solo el respaldo,
De la silla roja en la que se sentaba.
De allí que solo pude imaginarla,
Crearla de a retazos, en los momentos,
En que dejaba de buscar en el cielo,
El milagro que me iluminara,
(Vieja manía por las soluciones mágicas)
No se porque ya había adivinado,
Que de alfarera eran sus manos,
Tal vez porque las vi revolotear
Buscando en el aire formas
O por esas salpicaduras,
Que en el piso observaba,
O tal vez solo porque sentada,
En esa silla roja, de espaldas,
Pude nada mas imaginarme
Que desde allí creaba.
Ahora su bacón de postigos
Entreabiertos, ventanas cerradas,
Solo me muestra un esbozo
De su obra no acabada.
Me prohíbe la silla roja,
En que cada noche la observaba.
Pero se que está allí, esperándola,
En tanto yo me desvanezco
En la pesadumbre de mi nada.


1 comentario:

  1. sentî la descripciòn en mi pasiòn por la escultura, creì que me espiabas, a no ser el detalle de los pantalones cortos. muy buena descripciòn y realmente buena escritura. un abrazo. ronni

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