martes, 3 de febrero de 2009

Ese no decir

Travieso juego
el de tus cabellos,
que se alzan,
majestuosos
para caer,
desenfrenados,
sobre un costado
de tu rostro
de niña,
y escapan,
ocultandote,
celosos,
cuando tras de ti
la puerta cierras,
y te llevas la sonrisa,
que complice
                                                   me oculta,
por instantes,
tu presencia
dejando ante mis ojos
el reflejo,
de los ojos del sol
y la frescura alba
de tu boca,
semiabierta
en ese no decir
lo que oir
quisiera.

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