martes, 3 de febrero de 2009

De como salir vivo de un edificio público

La primer instrucción,
La mas básica,
Obviamente,
Es poder entrar.
Y no crea Ud.
Que es tan fácil.
Porque antes que nada
Hay que sortear
Las manos
Que se le tienden
Mendigándole
Unas monedas
O un cigarrillo,
O la hora,
O lo que a Ud.
Nunca se le hubiera
Ocurrido pedir.
Cualquiera sea
El edificio público
Al que Ud. Vaya,
Ellos estan allí,
Profesionales
De la mendicidad,
Trabajadores
De la manga
A tiempo completo.
Sorteados estos,
Y si Ud. No tiene
Un problemas
de locomoción
Puede subir
Las escaleras
Que nunca faltan
En los públicos edificios.
No pida Ud.
Por rampas,
Que si bien
Las exige la ley
Son difíciles
De encontrar.
Luego debe pasar
Por las abiertas puertas
De cualquier
Repartición, y allí
Se va a dar de bruces
Con la buena gente
De la recepción.
¡Buenos días! Ud. Dirá
Para iniciar
Conversación,
Y enseguida preguntar
Como debe seguir
Para lograr el fin
Que lo llevo hasta allí.
Primero el documento
Le pedirán
Para poder cerciorarse
De que Ud. Es Ud.
Y sus datos le tomaran.
Si la foto es vieja
Se lo dirán
Y a cambio un papel
O una credencial,
Le darán,
Salvoconducto
Con el cual
Ud. Podrá transitar
Hasta la oficina
Que ellos mismos
Le indicaran.
Con toda seguridad,
No se asombre Ud.
Por un detector
Tendrá que pasar.
Si funciona o no
Nunca lo sabrá,
Solo esta allí
Para amedrentar
No sea cosa
Que Ud. Sea
Un suicida taliban.
Inevitablemente
Lo que sigue
Es un pasillo,
Lleno de publicidad,
Reclamos salariales
O propuesta sindical.
Leyendo esos afiches,
Ud. Se puede entretener
Mientras aguarda
A que llegue
El ascensor,
Que mandó llamar,
No Ud.,
Sino quien está
Al comienzo
De la larga fila
Que esperando está.
No mire su reloj,
El no está mal,
Tres cuarto de hora
No es mucho esperar,
Sobre todo
Si entendemos
Que si hay
Ascensores tres,
Solo uno
Funcionara.
Alégrese,
Pues hombre,
Arriba de él
Ud. Ya está.
Suba un piso,
Tres o diez,
Tarda igual.
Y es inútil tratar
De tiempo ganar,
Y por la escalera,
El piso alcanzar.
Si no están rotas,
Llenas de papeles
Ellas están,
Expedientes
Que allí se guardan
Porque en otro lado
No caben ya.
Olvidando
Esos menesteres
Ud. A su piso
Llegará.
Si tiene suerte
Y lo alcanza a ver
Algún cartel
Indicador
Podrá Ud.
Consultar.
Pero siempre
Es mejor
Consultar
Al personal.
Siga por donde
Este le indique,
Derecho hasta el final,
Doble a la izquierda,
Cuatro puertas mas,
Baje cinco escalones,
Y allí se va a encontrar,
Con un aviso que indica
Que esa oficina,
Ayer se mudó,
Por pintura
O refacción,
Y ahora ella está
Cuatro pisos
Mas abajo
En el edificio anexo,
Que ya está vetusto
Porque es del año
De no se que.
Allí va Ud.
Con toda paciencia,
Y de pronto
Se da cuenta
Que lleva mas
De tres horas
Dando vueltas
Como un trompo,
Buscando una firma
Para su papelería.
Cansado y agitado,
Llega un descanso,
Después de tanto
Tiempo pasado
Piensa que es momento
Para fumarse
Un cigarrillo,
De pronto siente un grito
Que viene del fondo
De ese pasillo,
“Prohibido fumar”
Dice un sargento,
Y medio mundo lo mira
Sintiéndose Ud.
Marchito.
Retoma Ud.
Su rumbo,
Bajando
El resto de los pisos.
Por fin alguien
Le indica
Que esa ventana,
Chiquita,
Es la ansiada oficina
Que hace rato
Ud. Busca.
Golpea en ella
Suavemente
O si hay timbre
Ud. Lo toca,
Espera un rato
Ansioso,
Y cuando se abre
Una señora,
Muy sonriente
Le dice que
Quien Ud. Busca
El día de hoy
No ha venido,
Esta enfermo,
Muy doliente,
Y cuando vuelve
No lo sabe.
Otro remedio
No le cabe
Que buscar el camino
A la salida,
Subirá por escaleras,
Con suerte
En ascensor,
Tropezará
Con mil pasillos
Y de preguntar
Se cansará,
Pero con suerte,
En un buen rato
Otra vez en la calle
Ud. Estará
Con unas cuantas horas
De su vida
Perdidas.

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