Apaga la luz y acurrúcate en la ausencia,
aguardando una nueva mañana de
otoño.
La tormenta de desamparos seguro amainará
cuando noches, cielos y estrellas escampen.
El mágico mundo no siempre es atormentador,
solo escucha la promesa de tus esperanzas.
Al final, nunca es opcional el vivir contentos,
puede
que nos demande denuedos variados,
y
alguna que otra flor marchita a destiempo,
pero
eternamente debemos estar aguardando
que de improviso, algo o alguien nos ilumine.
Entonces, ya no será necesario buscar cobijo
en el inoportuno sentimiento del abandono.
Solo es cuestión de tiempo, fe y mucha paciencia.
Sobre todo, Fe en uno mismo y en el otro, y Paciencia. Excelente poema.
ResponderEliminar