¿Que ha sido de la alquimia que en arcanos guardaba
la panacea oculta en los elementos de la naturaleza?
Que de aquellos que intentaban convertir plomo en oro?
Alcanzar la iluminación tras años de riguroso estudio,
experimentando sobre la tierra,
aire, fuego y el agua?
Existirá ese menstruo que se multiplica de sí mismo?
Ocultaron la piedra filosofal a una posible evolución?
O, aún imperfectos, enfermos,
corruptibles y efímeros
seguimos siendo los pobres aprendices desencantados,
presos de un oscuro lenguaje hermético de ignorancia?
En la respuesta encontraremos la belleza en cuestión,
solo si existe el suficiente valor como para preguntarnos.
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