Mi
corazón de Ulises,
desea
andar navegando
por
su espumoso candor,
en
la blancura de su piel.
Sin
asirme al palo mayor
caer
en sus tentaciones,
y
guiarme, astro especial,
por
sus dos esmeraldas.
Que
mi nave surque amplia,
honrando
su continente,
arrojarme
en la oscuridad
que
envuelve su cabeza,
y
enredar mis diez dedos
desembarazando
su rostro.
Beber
de entre sus labrios
el
regocijo más impregnado,
trazar
viñetas en su cuello.
Virar
el rosado de su rostro
en
un feroz rojo de ultramar,
y, en silencio, a sotavento,
ir
en tiernas pantomimas
a enterrar un vestigio azul
en su escondrijo de sirena,
pequeño secreto rosado.
Un bello trabajo...
ResponderEliminarComparto encantada.
Reme.