Por insana ocurrencia, bañada en aludes de savia,
las
pupilas se detienen en el detalle suburbano.
Mundo asonante que borra limites a la locura,
que nace prisionero de tus muslos sublevados.
Justo
allí, donde cobra sentido vivir algún traspié,
en el lento leudar de un letargo que se prenuncia.
Fuera
de los días comunes de viajes en autobús,
se
brinda la oportunidad que no hubiese soñado.
Un
último pétalo en un
futuro de sábanas rotas.
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