Ese algo que felizmente nos
envenena,
nacido de tu lujuria y
fijado en mi arena,
es mucho más que una fabula
inconclusa
en íntimo derroche de almas
y cuerpos.
Esos siempre breves instantes prohibidos,
aguijonean la aventura del juego litúrgico
que separa la locura de la normalidad.
A ti, en un rincón, te queman volcanes,
en mi, tu desnuda liberación me embiste,
sin palabras y con el peor de los venenos,
un alucinante e infernal deseo de siempre más.
Verdugos de logrados finales, nada modestos,
libamos el vino de los días en su propia vid,
en la espera del desplazamiento del tiempo,
para reincidir, derramando la niebla de luna,
antes que llegue otro momento de silencios.
Ilustración: s/n - Angela Lergo
Impactante,bello y sensual. Melania
ResponderEliminar